Hipoacusia y ayudas auditivas

¿Pide que le repitan las palabras? ¿Dicen que pone la TV muy alta? ¿Le resulta difícil seguir las conversaciones?

Si contesta que SÍ a varias de estas preguntas puede usted estar sufriendo pérdida de audición.

Nos conectamos al mundo que nos rodea mediante el sonido. No cabe duda del impacto negativo que la pérdida auditiva tiene sobre la vida de las personas actualmente.

La hipoacusia o sordera afecta tanto a niños, adultos como mayores. No solo implica oír menos sino también oír peor.

Se puede clasificar en:

  • Transmisora, debido a tapones de cera o problemas en la cadena de huesecillos.
  • Sensorial, si afecta al nervio auditivo (o cóclea).

La presbiacusia es una sordera de tipo sensorial que aparece a causa del envejecimiento del oído interno. Aunque es la más común (un tercio de la población mayor de 65 años) no todas las personas pueden disfrutar de una audición completa ya que afecta al entendimiento de las palabras. Es por eso que en estos casos es muy importante contar con ayudas auditivas de alta calidad. Lamentablemente el mundo de la sordera no es tan común y existe cierto temor o desconfianza frente a la adaptación de prótesis auditivas (audífonos). Y se preguntará “pero, ¿cuál es el audífono que más me conviene?”

Existen diferentes tipos de audífonos para amoldarse a las necesidades de cada tipo de paciente en particular. Tras detectar la aparición de sordera queda la difícil tarea de seleccionar el audífono que más les convenga. Una vez estamos decididos a tratar nuestra pérdida de audición, hay que tener en cuenta algunos factores:

  • Resolución del audífono: El campo auditivo del oído se resume en diferentes frecuencias clave. Cuantas más frecuencias clave, o canales, tenga el audífono más selectivo será con el sonido y la configuración será más precisa.
  • Formato: El formato hace referencia a la manera en la que se alberga el procesador del audífono
  • Perfil del Usuario: es muy importante definir el ritmo de vida del usuario. No es lo mismo una persona que tenga una vida pasiva y pase la mayor parte del día en casa viendo la tele, que una persona activa que se mueva en ambientes ruidosos y acuda diariamente a reuniones. Para el segundo caso, la resolución del audífono deberá ser mayor que en el primero para que tenga una audición satisfactoria.
  • Vía auditiva: Cuando examinamos la audición, una de las pruebas que se hacen analizan el entendimiento de las palabras. Muchas personas no alcanzan la total comprensión porque sus nervios están dañados. Conocer el estado del nervio auditivo es fundamental para definir el éxito de la adaptación ya que la resolución del audífono debe ir acorde a la resolución del oído del paciente.

Otro factor importante a tener en cuenta, como todo producto tecnológico, es que elegir una buena marca nos garantiza la calidad de los componentes electrónicos y piezas.

De todas formas, estas recomendaciones son solo una guía. La adaptación del audífono ideal es mucho más compleja. Déjense aconsejar por su audiólogo de confianza.